sábado, 13 de marzo de 2010

Pastelería y Dulcería “La Huaralina”

La pastelería y dulcería “La Huaralina” forma parte de la historia y folklore del pueblo Huaralino. Fue fundada por don Enrique Callirgos el 25 de octubre de 1906 y funcionaba en la calle Unión (frente a la fábrica de hielo), sus primeros trabajadores fueron: Simón Elguera, Emiliano Sánchez, Pedro Orrego entre otros.
Para 1930, don Simón Elguera ya se encontraba al frente del negocio y decide cambiar de local y lo hace en la calle derecha 120 (lugar donde actualmente funciona).
Como se puede ver en la publicidad de la época en dicho local se preparaban: Chancay´s, alfajores, empanadas, pan de dulce y turrones de octubre.
Cabe señalar que aquí se preparan los alfajores gigantes, estos alfajores mayormente se envían al extranjero a los familiares y amigos que se encuentran lejos de Huaral.

domingo, 10 de enero de 2010

Ikumatsu Okada

Este personaje tuvo gran importancia en el desarrollo agricola de nuestro pueblo. despues de pasar por Cañete, se asienta en la Hacienda Palpa (Huaral)


"Durante las primeras décadas del siglo XX, los propietarios de terrenos de cultivos del valle huaralino optaron por arrendar sus haciendas. Entre los arrendatarios aparecieron dos antiguos inmigrantes japoneses, arribados en 1899: Ikumatsu Okada y Hatsusaburu Motonishi" .

Las actividades de Okada y de su socio, se iniciaron en 1909 cuando llegaron a la hacienda Palpa (Huaral). Después de varios años de trabajar como peones, montaron un tambo (bodega) y consiguieron algunas parcelas para trabajarlos en la modalidad del “Yanaconaje”.

En 1923, Okada arrendó la hacienda: “La Huaca” y a partir de esa fecha comenzó a arrendar varios fundos entre ellos “Jecuán”, “Caqui”, “Miraflores” y “Jesús del Valle”.
Okada transformó y modernizo la agricultura del valle. De alguna manera, cambió la explotación individual por una empresarial.
Tiempo después junto a sus actividades agrícolas, Okada incursionó en el comercio con el apoyo de la comunidad japonesa de la zona.

En la década de 1930, además de la Negociación Okada, operaban en el valle las empresas “Perú Menka Kabushiki Kaisha”, “J. Hechima” y la “Sociedad Agrícola Retes Ltda.”; estas tres últimas, -de capitales japoneses-, controlaban las haciendas de palpa, Pasamayo y Retes-García Alonso. En resumen, de las 19 haciendas del valle, 6 estaban en manos de antiguos inmigrantes y 3 de inversionistas japoneses, además de las numerosas parcelas en posesión de los “yanaconas” de origen japonés. En 1941, las actividades de Okada y su poder en el valle habían logrado tal éxito que llegó un enviado del emperador Hirohito para otorgarle la máxima condecoración civil del Imperio. En ese tiempo, Okada tenía dos grandes empresas: “Negociación Agrícola Okada” y la “Sociedad Industrial Japonesa”, además de algunas subsidiarias. Todas ellas controlaban las desmotadoras de La Huaca y Jesús del Valle, una fábrica de aceite, 6 haciendas (La Huaca, Jesús del Valle, Caqui, Miraflores, Jecuán, Laure), el fundo El Chilcal, más parte del comercio mayorista de abarrotes. Lógicamente, el poder económico y social de Okada dieron la imagen de dominio total de la estructura del valle por los japoneses, lo que ocasionó la envidia de otros sectores y fue el caldo de cultivo de la lamentable persecución que se desató en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. Esta guerra marcó el receso de las actividades de los japoneses en el valle, ya que sus propiedades fueron confiscadas y la gran mayoría de ellos fueron expulsados. Okada fue deportado y enviado a un campo de concentración en los Estados Unidos y murió años después en el Japón.